"En palabras del mismísimo Séneca, "se trae desde lo más alejado del océano lo que a duras penas admite un estómago desencajado por las exquisiteces. Vomitan para seguir comiendo, siguen comiendo para vomitar. Y no se dignan en digerir los manjares que andan buscando por todo el orbe". Os explicamos cómo eran los festines de los romanos, donde incluso desfilaban los platos de lo más extravagante, como la carne de avestruz o los talones de camello."
Por Historia National Geographic
AB
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